Ciencia PEMF

Investigación sobre los CEM de los teléfonos móviles

  • Las fuerzas electromotrices de las radiofrecuencias se denominan campos de microondas. Estos campos inducen corrientes en el cuerpo, incluido el cerebro. La intensidad de los campos de microondas es el factor principal para determinar si la exposición a los campos magnéticos cocinará o no los tejidos del cuerpo. La tasa de absorción específica de energía (SAR) en los tejidos es la medida más importante para conocer los efectos biológicos de las fuerzas electromotrices de radiofrecuencia. La unidad de SAR es vatios por kilogramo. Esta cantidad estimada se promedia en el tiempo y el espacio. La potencia simulada emitida por el teléfono móvil penetra en el cerebro. La potencia generada por el teléfono móvil es mucho mayor que la corriente generada por las neuronas. El coeficiente de SAR es 10.000 millones de veces mayor que el de la corriente generada por las neuronas.

  • El coeficiente tiene que ser de unos 10.000 para proteger al cerebro de los daños cromosómicos. La radiación solar también puede dañar el cerebro. El coeficiente es de aproximadamente 1 millón para las radiaciones emitidas por el sol.

  • Las células cerebrales se dañan con la exposición prolongada a las radiaciones del sol y del teléfono móvil. Existe incluso la posibilidad de que las personas muy expuestas a radiaciones nocivas sufran tumores cerebrales.

  • La frecuencia básica de repetición para los sistemas DCS 1800 y GSM es de 217 hercios. Para los sistemas DECT, es de 100 Hz. Debido a la estrechez del pulso, el espectro también consta de una serie de armónicos superiores. Las frecuencias en el rango de los kilohercios también están presentes. Para añadir a las complicaciones ya existentes en los sistemas de comunicación, los componentes de 2 y 8 hercios también están presentes en las señales. Éstos existen en la gama de frecuencias del cerebro.

  • Las normas de seguridad establecidas por cada país son diferentes. Esto implica que las normas sobre CEM de los teléfonos móviles también difieren de un país a otro. Los países europeos consideran que 2 W/kg de tejido cerebral es el umbral límite para los CEM de los teléfonos móviles. Si no se regulan, las emisiones de los teléfonos móviles pueden suponer importantes riesgos para la salud. Incluso la exposición a señales de menor intensidad puede causar efectos biológicos adversos. Los científicos siguen creyendo que las normas actuales relativas a las emisiones de los teléfonos móviles no son adecuadas.

  • En el mundo científico se han suscitado muchas controversias sobre las amenazas para la salud debidas a las radiofrecuencias. Es bastante obvio que cuanto menor sea la intensidad a la que uno se expone, menor es la amenaza para la salud y viceversa. Hay científicos que intentan investigar los peligros de la exposición a bajas frecuencias. Los campos de baja intensidad no aumentan la temperatura dentro de las células. Los límites de seguridad se han diseñado únicamente sobre la base de la generación de calor dentro de los seres humanos a nivel celular. Las pruebas científicas han demostrado incluso que las ondas de baja intensidad no se corresponden con ninguna generación de calor en las células. No hay pruebas que demuestren que las radiofrecuencias puedan suponer una amenaza incluso a bajas concentraciones.

  • Los expertos que han trabajado en el campo de las radiofrecuencias y sus efectos han demostrado en sus estudios de laboratorio que las emisiones de los teléfonos móviles y las antenas celulares digitales pueden tener efectos significativos en cultivos celulares y animales. Estos expertos en investigación han demostrado incluso en sus estudios llevados a cabo en comunidades y no a nivel de laboratorio que pueden surgir graves problemas incluso en la exposición a niveles no térmicos.

  • Los niveles no térmicos corresponden a aquellas frecuencias o intensidades que no son suficientes para generar calor dentro de las células de los organismos. Estos investigadores han demostrado en sus resultados de investigación que, las RF potencian el crecimiento de células cancerosas cerebrales, pueden duplicar la tasa de linfoma en ratones y pueden provocar cambios en el crecimiento de tumores en ratas. Incluso se ha demostrado que las radiaciones provocan un aumento de las roturas en el ADN doble y monocatenario, aumentan la presión arterial en hombres sanos, disminuyen la memoria y la atención e incluso ralentizan el tiempo de reacción en niños en edad escolar.

  • En un estudio reciente, los soldados polacos expuestos a RF tenían entre 2 y 4 veces más probabilidades de morir de cáncer que los que no estaban expuestos a ondas de RF. La leucemia infantil está relacionada con la exposición a RF. La exposición prolongada a emisiones puede provocar cambios en los patrones de sueño, aumenta los dolores de cabeza, causa efectos neurológicos como cambios en la barrera hematoencefálica, morfología celular, electrofisiología neuronal, neurotransmisores, cambios metabólicos y efectos citogénicos.