Reducción de la inflamación:

La inflamación crónica es un rasgo distintivo de muchas formas de artritis, en particular la reumatoide. La terapia PEMF ayuda a reducir la inflamación modulando los procesos celulares que desencadenan las respuestas inflamatorias. Esto puede reducir la hinchazón, el enrojecimiento y el dolor, mejorando así la función y el confort de las articulaciones.

Alivio del dolor:

La terapia PEMF ha demostrado su eficacia en el tratamiento del dolor de los enfermos de artritis. La terapia actúa influyendo en las cargas eléctricas de las membranas celulares, reduciendo potencialmente la transmisión de señales de dolor. Esto puede aliviar las molestias crónicas asociadas a la artritis sin los efectos secundarios de algunos analgésicos.

Mejora de la reparación del cartílago:

En afecciones como la artrosis, en la que el cartílago de las articulaciones se deteriora, la terapia PEMF puede estimular la reparación y regeneración del cartílago. Esto se ve facilitado por el fomento de la proliferación de condrocitos, las células responsables de la reparación del cartílago.

Mejora de la circulación:

La mejora del flujo sanguíneo garantiza que los nutrientes y el oxígeno lleguen a las articulaciones dañadas, lo que es crucial para su curación y reparación. La terapia PEMF mejora la microcirculación, lo que favorece la salud general de los tejidos articulares.