Aceleración del crecimiento y la reparación ósea:

Se ha demostrado que la terapia PEMF estimula los osteoblastos, las células responsables de la formación ósea. Los campos electromagnéticos aumentan la producción de proteínas esenciales para el crecimiento óseo, lo que acelera eficazmente el proceso de curación de los huesos.

Reducción de la inflamación y el dolor:

La inflamación es una respuesta típica tras una fractura, que a menudo provoca un dolor importante. La terapia PEMF ayuda a reducir la inflamación y el dolor modulando las actividades celulares implicadas en el proceso inflamatorio. Esto no sólo hace que la recuperación sea más cómoda, sino que también puede acelerar la curación al reducir la hinchazón que, de otro modo, podría impedir el suministro de nutrientes al foco de la fractura.

Mejora de la circulación:

La mejora del flujo sanguíneo es crucial para aportar nutrientes y eliminar los productos de desecho del lugar de la lesión. La terapia PEMF mejora la microcirculación, lo que favorece el proceso de curación al garantizar que las células y los nutrientes esenciales lleguen eficazmente al foco de la fractura.

Estimulación de la energía celular:

La terapia PEMF aumenta los niveles de energía celular (ATP), lo que potencia la capacidad de las células para repararse a sí mismas. Unos mayores niveles de energía en las células del lugar de la fractura se traducen en una curación más rápida y eficaz.