Equilibrio de los neurotransmisores:

Se ha demostrado que la terapia PEMF afecta a los niveles de neurotransmisores cerebrales, como la serotonina y la dopamina, que desempeñan un papel crucial en la regulación del estado de ánimo. El ajuste de estos neurotransmisores puede ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad, promoviendo un estado emocional más equilibrado.

Reducción del estrés:

El estrés crónico contribuye significativamente tanto a la depresión como a la ansiedad. La terapia PEMF ayuda a reducir el estrés calmando el sistema nervioso, reduciendo los niveles de cortisol y favoreciendo la relajación. Esto puede mejorar los mecanismos de afrontamiento y reducir los síntomas de ansiedad y depresión.

Mejora del sueño:

La falta de sueño se asocia a menudo con la depresión y la ansiedad. La terapia PEMF puede ayudar a regular los ciclos de sueño del organismo favoreciendo la producción natural de melatonina, la hormona responsable del sueño. Un sueño de mejor calidad puede mejorar el estado de ánimo, los niveles de energía y la salud mental en general.

Aumento de la energía celular:

La depresión y la ansiedad pueden verse exacerbadas por una disminución de la función y la energía celulares. La terapia PEMF estimula las mitocondrias, las centrales energéticas de las células, mejorando el metabolismo celular y la producción de energía. Este impulso en la función celular puede contribuir a mejorar la salud mental y física, ayudando a la recuperación de estados depresivos y ansiosos.