Mejora de la circulación:

La terapia PEMF mejora el flujo sanguíneo al inducir la vasodilatación, que es el ensanchamiento de los vasos sanguíneos. Esto puede ayudar a reducir la resistencia de las arterias, un factor clave en el tratamiento de la hipertensión.

Reducción del estrés:

Es bien sabido que el estrés contribuye a la hipertensión. La terapia PEMF puede tener un efecto calmante sobre el sistema nervioso, favoreciendo la relajación y ayudando a reducir los niveles de estrés, lo que a su vez puede contribuir a disminuir la tensión arterial.

Mejora de la función celular:

La terapia PEMF estimula las cargas eléctricas naturales de las células, mejorando su capacidad para funcionar correctamente. La mejora de la función celular en el sistema vascular puede ayudar a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos, lo que es crucial para regular la presión arterial.

Reducción de la inflamación:

La inflamación crónica puede contribuir a la constricción de los vasos sanguíneos y a la consiguiente hipertensión. Al reducir la inflamación, la terapia PEMF puede contribuir a mejorar la salud de los vasos sanguíneos y ayudar a controlar la tensión arterial.